Subo corriendo al baño del gimansio de la Universidad para romper en lágrimas de la decepción, la rabia y la tristeza de haber confiado por enésima vez en una amiga, entro y me lavo la cara con agua fría para sentir que mis 20 años son suficientes para no volver a creer nunca más en una vieja, óigase bien, una vieja haciéndose llamar amiga.
En ese momento entra una peliroja o mona o pelinegra, ya no recuerdo, pero no me caía muy bien, se hace al lado para lavar sus manos y yo digo en entre dientes: "no vuelvo a confiar en ninguna vieja!" y ella dice: "fresca, yo tampoco confío en ninguna". No sabía si sentir molestia porque ella me lo decía o sentir alivio porque me entendía.
Así fue como salimos del baño con una complicidad contra esa vieja que era una "amiga" en común y ahora la niña que bailaba en primera fila de nuestro grupo de aeróbicos, la que nunca se equivocaba en los entrenamientos, la que se la pasaba con dos amigos que me parecían más creídos y fastidiosos que ella, la que hacía split y spagat sin chistear, la que bailaba salsa, merengue, funk, samba y cuanto ritmo hubiera, ahora me empezaba a caer mejor, incluso sus amigos también me empezaban a caer mejor.
Luego de cruzar más de esas 7 palabras, descubrimos que teníamos muchas más cosas en común. Nuestra niñez la vivimos en el mismo barrio a tan sólo 10 cuadras y nunca nos vimos. Estudiábamos la misma carrera y teníamos un novio "bom bril". Su vida fue tan alegre como la mía y su familia era tan tranquila como la mía. Creo que ahí empecé a creer que podía tener una amiga de nuevo.
Entrenábamos cada 3 días y los sábados llegábamos a las 8:00 am así saliéramos de rumba el día anterior. Nos graduamos el mismo día, y en poco tiempo por fín terminamos con el eteeeeeeeeeerno novio que cada una tenía y empezamos a disfrutar de nuestra soltería: La Sala, Mr babilla, Invitro, Muelle Mackenzie, La Calera y cuanto lugar se nos cruzara para salir a bailar. Su divertida risa, su look fashion y su vocación a su trabajo la hacía cada día una persona muy especial en mi vida.
Ella, ella es mi amiga Adriana, la que nunca ha fallado en mis cumpleaños, la que mis exnovios y amigos miraban como pendejos, la que me ha dado un abrazo cada vez que lo necesito, la que siempre contesta el celular y nunca dice que no, la que he visto llorar sólo 3 veces en 15 años, la que me perdona que olvide su fecha de cumpleaños, la que tiene una familia hermosa construida con esfuerzo y como pocas mujeres lo saben hacer: con amor e inteligencia. La profesional y exitosa que hoy sonríe por su vida. La que ha compartido sus más íntimos sentimientos conmigo sin temor, sin envidia, sin un solo sentimiento negativo y con la autenticidad que la caracteriza.
Es por eso que hoy el día de su cumpleaños quiero dejar en las redes mi admiración y aprecio por mi amiga de siempre. Te quiero mi Adri! por ser beige, por ser de león, leopardo, de cuero, de taches, de clase, de pepitas brillantes, de rojo, mono o negro, de My LookBook, de exclusividad, de JuanPablitis, de risa gigante y voz aguda, de t-shirtlab, de liso, crespo, largo, de fotos verdaderas, de distancias y cercanías, de detalles, de guayabos, de cero alcohol, de gimansio, de cero tabaco, de almuerzos pendientes, de lámparas de araña de lujo!, por eso y mil razones más te quiero mucho.
Quiero seguir celebrando este día para tener la fortuna de verte en mis siguientes 50 o 60 arrugas y así sonreír siempre y que muchas de las canas que tendremos juntas, sean producto de momentos tan felices como los de hoy.
Feliz cumpleaños mi Adri!
Tu amiga ingrata: Martha Lilí