Crítica de la nota semanal “El Premio Alfaguara se desprestigia”de Gustavo Álvarez Gardeazabal y su opinión sobre la novela "Los Abismos" de Pilar Quintana.
Enero de 2022
Catalogar la novela Los Abismos de Pilar Quintana como “vergonzosa y simplona” es afirmar con miserableza, no solamente la obra de la autora, sino afirmar con ignorancia y bajeza el conocimiento de un jurado presidido por Héctor Abad Facio Lince, que al parecer al señor Gustavo Álvarez Gardeazabal ve como ignorante y desconoce según él, la gracia narrativa de las mujeres caleñas. Yo diría que eso sí es desprestigiar la literatura de las mujeres caleñas.
Afirmar que la ciudad de Cali está descrita con miserableza narrativa porque la autora no se centra en los elogios o en enaltecerla, me parece una manera básica de hablar de una novela que lo último que pretende, es hacer que el lector se enamore de la gente o de un romanticismo caleño que no tiene nada que ver con el sentido de la obra. La protagonista no es la ciudad de Cali, es la oscuridad de los conflictos humanos que podrían estar ubicados en cualquier otra atmósfera de abismo.
La novela utiliza la metáfora del pensamiento de una niña, no la de un adulto. Su temática es sobre la muerte, la que inconscientemente llevamos por dentro los adultos. Es un cuestionamiento al comportamiento de una sociedad que amenaza con la muerte interior, independientemente de la ciudad en la que habita la novela. Utiliza de manera cruda, la anécdota del suicidio como un acontecimiento contundente. Acerca al lector a la muerte, como desayuno cotidiano de la ciudad de Cali. No es una novela que desprestigie a los habitantes, es la realidad de una y varias ciudades colombianas que aunque nos cueste reconocer, no les hemos podido quitar ese tatuaje de ver morir a la gente de manera tan constante e insensible en nuestro país.
El concepto de la muerte no está representado solamente el abismo, sino a través de las acciones de sus padres, incluso desde la voz de la niña que los describe: “Los muertos de mi papá, empecé a pensar, vivían sus silencios, como ahogados en un mar de calma”. “El abismo dentro de ella, igual al de las mujeres muertas, al de Gloria Inés, una grieta sin fondo que nada podía llenar”.
“Los personajes son muy pocos y sin posibilidad de ser contrastados”, los personajes son pocos, pero son suficientes. El adulto no es el protagonista, es la niña. Leer una novela para adultos desde la voz de una niña, es algo que no todos pueden entender como lo hace el señor Gardeazabal.
La muñeca es una metáfora potente. No habla, simplemente actúa desde el interior de la niña. Hace lo que aprendió de sus padres, los que según Gardeazabal parecen no tener vida porque viven alicorados o empastillados como la mamá de la niña narradora. Ellos se encuentran alicorados es en sus desgracias emocionales que son los suficientemente incómodas y ponen al lector a ver su propio reflejo en el papel de alguno de los personajes y eso creo que es lo que le incomoda. La novela hace una crítica a las relaciones de la sociedad colombiana como el matrimonio, la infidelidad, la dependencia de las mujeres cabeza de hogar por los hombres, la indiferencia de los hombres, la falta de comprensión del pensamiento de los niños, la pobreza y las clases sociales. Una realidad de la que nadie escribe y menos las mujeres colombianas.
La novela no acumula minutos para llegar a un final sin carácter porque si hay algo que tiene la autora, es carácter. Pero sin duda el final del libro deja una mesa sin una pata y se queda corta. Le hace falta un cierre que no deje sueltos los círculos a los que vuelven los personajes. Es una novela que no está escrita para la literalidad de un personaje descrito de manera precisa, la autora deja la decisión al lector de cambiar el camino de los personajes. En este país no estamos acostumbrados a elegir nuestro propio camino.
La voz narrativa nace desde el pensamiento de una niña que ve a la muerte en la vida de los adultos que la rodean no es una transcripción simplona de unas conversaciones esmirriadas. La muerte es un elemento tensionante para los que viven en ese universo de manera cotidiana. La fotografía del espacio es completamente evidente en la metáfora no es una fotografía borrosa de un espacio sin ningún sabor a nada. Al parecer la capacidad de ver el espacio con matas es lo único que queda en la mente de Gardeazabal cuando dice que todo queda apenas como otra mata de las muchas que al comienzo nos cuentan que dizque inundan el apartamento y después desaparecen.
La escritura es una obra de arte y por lo tanto cada obra tiene el sello de un autor que lo último que busca es clasificar dentro de una vanguardia o un género definido. Esa es la estrella de esta obra. Es una novela que deja al lector con temas a punto de explotar, el suicidio es lo suficientemente tensionante porque según él, no hay trama, ni hay tensión ni hay desarrollos elementales de una novela. Pero el éxito es tan potente en esta obra, que incluso un autor como Gustavo Álvarez Gardeazabal no es capaz de comprender el universo de los niños, menos el de una niña que seguramente ha permanecido en su interior, pero está muerta. En vez de afirmar que las relaciones humanas para la niña solo se tratan de pespunteadas en diálogos moribundos con una muñeca que, obviamente, no habla y dizque se suicida porque la arrojan al vacío, yo diría que usted no ha podido entablar una conversación con su niño interior que se encuentra moribundo o muerto, como los muertos de todos los adultos que tienen un abismo interior. Es como dice Pilar: una grieta sin fondo que nada puede llenar, no pueden ver mariposas, neblina, barrigas de lagartos, gotas en las gafas de mundos distorcionados, jardines de chocolate, cuencos hechos con las manos, barbas en los árboles o algodones blancos de la neblina, que en vez de saber a azúcar. A críticos como Gardeazabal les sabe a racismo con sabor a miserableza. No es una obra para adultos que necesiten el ego o prestigio como norma de vida, sino para quienes dialogan con la voz de la vida que no tienen abismos en sus vidas y evitan caminar muertos en vida.
Martha Liliana Barrantes
Estudiante Maestría Escrituras Creativas
Universidad Nacional de Colombia