En alguna casa, en el salón comunal o en el parque, se escucha una canción de Celia Cruz "te busco perdida entre sueños..." y me recuerda que esa canción se volvió una de mis favoritas cuando era adolescente, al escucharla al inicio de una novela que se llamaba "La otra mitad del sol". Pero en segundos tengo que agarrar el pensamiento de lo que quería escribir, cierro los ojos y con un suspiro me detengo para para intentar hacerlo.
Cuando nuevamente los abro, mis ideas se confunden con los ruidos de la vecina cada vez que llega con sus gritos y los ladridos de su perro, Mateo. Su conversación telefónica diciendo que las clínicas de cuidados intensivos están ocupadas al 70%, y el totazo que se escucha cuando cierra la puerta porque tiene la chapa dañada, me bloquean mis ganas de escribir sobre cómo el arte le salvó la vida al escritor del mensaje de WhatsApp enviado por mi hermana, mientras pasa un avión, en una tarde fría y gris de Bogotá.
Aún así el silencio vuelve y el sonido del segundero del reloj en el comedor de mi casa, me recuerda que ya he gastado el 2% de batería y aún no he empezado a escribir sobre el propósito de mi blog: Recordarle a las personas que hacer lo que las hace feliz, les salva la vida.
Cómo puede una persona tartamuda, que durante su niñez fue burlado por su deseo de ser escritor, crecer, escribir y a parte de todo hacer una charla, que se envía en un video por el mundo, para inspirar a quienes desde niños hemos crecido con el arte por las venas, con el miedo que nos repitan constantemente que: el arte no da dinero? Pues quisiera gritarlo a los cuatro vientos: El arte te hace feliz y eso atraerá lo que necesitas para vivir.
Jordi Sierra i Fabra me habla en ese video como si fuera la voz de Dios, diciendo "creo en ti". Pues ojalá existieran miles de escritores que repartieran esa pasión por el mundo, para que niñas como yo, con 42 años encima, se siguieran repitiendo todos los días, que crean en ellas mismas, no importa que otros no lo hagan, así se hayan alejado porque no creen en nuestro talento, en nuestros planes, en nuestras ideas, en nuestro arte.
Ahora entiendo por qué necesitaba estar con el 38% de batería de mi vida emocional, para recordarme que tengo el 62% de fuerza en mi cuerpo, en mi corazón y en mis dedos, para seguir haciendo arte, porque como dice Jordi: "El arte se mide por lo que sientes al hacerlo, no por lo que te pagan por hacerlo".
Si tienes 12, 20, 35, 43, 52, 66, 70, 85 o 97 años, sigue haciendo lo que te haga feliz sin importar lo que los demás te digan. Levántate como dice Jordi, "lo más importante es lo que tenemos adentro, son vuestros sueños, lo que nos asegura la vida es tener la mente abierta, el corazón abierto, el estómago resistente y leer, absorbe la vida como esponja. El único que necesita creer en ti, eres tú mismo".
Gracias por hacerme olvidar del avión, por no escuchar a la vecina, ni al perro, ni la canción de Celia ni al segundero de mi reloj. Por no importarme la oscuridad de la tarde y no encender ninguna luz para no desconcentrarme Nuevamente he logrado callar al mundo para hacer uno de mis artes: escribir cuando mi corazón se acelera.
*Lo logré, apenas va el 30% de batería.