Hacía rato que no sentía esto, creo que es miedo. Yo sé que me estás mirando, pero debo confesártelo. ¿Es acaso el amor que está tocando mi puerta y otra vez está haciendo florecer mi habitación?. Amar es un verbo demasiado poderoso. Es eso que escuchas al otro lado del teléfono sin titubeos, cuando agradeces al universo por la presencia del otro. Es saber que las arrugas que te cortan la piel han dejado de ser cicatrices y ahora son perfectas armonías con las primeras canas. Nunca he sentido el tiempo, ese al que le temen los que se miran varias veces al día en el espejo. Mi temor es al tiempo que pasa y que se desvanece en un parque, en un aeropuerto o en una puerta cerrada. Si estoy sintiendo esto será porque posiblemente creo en mi corazón. El que estaba blindado, protegido, con claves, cerraduras, dispuesto a dejarse ver, pero a no dejarse romper. Ahora entiendo el temor ese que él me dijo un día que tenía. He escuchado tantas veces palabras hermosas, han regado mis pétalos con agua de colores, he perdido mis ojos, he dejado de mirarme y me he desvanecido en la luna como un reflejo infinito en el mar. No quiero un desprecio más. No quiero palabras de cansancio, ni más mentiras. Quiero un amor de verdad. Uno para siempre, como el de Dios. Ese que viene con abrazos, deseo, sin lujos, con momentos, con sonrisas silenciosas y con miradas de complicidad. ¿Estaré sintiendo nuevamente que alguien me puede amar por fin y de verdad?, o será una ilusión de mi corazón reflejado en el otro?. A él lo veo tan diferente que tal vez por eso tengo tanto miedo. No entiendo cómo no lo vieron, cómo estaba tan solo como yo, cómo él necesitaba unas pocas gotas de agua para renacer en el desierto del desamor, cómo nadie pudo romper ese bloqueador emocional al que le temía de volverse a quemar por el sol del amor.
Por favor Dios, no me dejes perder, no otra vez, déjame hacerlo bien, mejor, contigo como mi prioridad. Déjame sentir tu amor, déjame amarte a través de él, déjame creer que no tendré que recoger los pedazos que me quedaron de mi corazón. Esos que están buenos, rojos, vivos, llenos de ADN que unen cicatrices, que tienen vitamina para levantarse cada mañana sonriendo porque estás ahí. Si algún día él me deja de ver, recuérdame que esto que estoy sintiendo hoy, valió la pena porque entregué mi corazón al 100%, como siempre.
¿Por qué me enviaste alguien tan sincero que lo único que logra es sanar y abrir nuevamente mi corazón?. ¿Es realmente lo que me merezco?, por fin llegó y para siempre?. Dime que sí Diosito, dime que mis lágrimas no son de miedo sino de amor verdadero, ese que tengo desbordado por ti y por la vida. Gracias otra vez. Yo sabía que algún día volvería a llorar de felicidad. ¿Es este el amor del que me hablaste?, es que lo siento tan diferente. Me siento como si tuviera 15 años, nerviosa, ansiosa y con ganas de salir corriendo para agradecer por su vida. ¿Eso será el enamoramiento?, ya ni sé cómo es. Me siento vieja para volverme a enamorar así. No quiero perderlo, quiero mantener esta ilusión. Por siempre. Esa que podría prometer, no por el miedo a lo que él es, sino por la de tener entrelazada mi mano a la de él, hasta cuando tú quieras llevarme contigo. Creo que volví a amar. Lo estoy sintiendo. Creo que esto es lo que siempre quise y quiero decidirlo otra vez. Amar así, confiar y amar.
8 de octubre de 2021