lunes, 12 de julio de 2021

Hey lluvia...

Lluvia... música para mis oídos. Es una melodía perfectamente alineada entre las líneas verticales de pentagramas infinitos. Gotas blancas y negras. Es difícil poder identificarlas, podrían ser corcheas o simplemente notas sueltas. Gotas y gotas como balas cayendo sobre el mar y desplegando ondas de melodías de energía. Son explosiones sin dolor. Golpeteos del universo recordándome que estoy viva. Quisiera salir y dejar la lluvia caer sobre mi cara, abrir mis brazos y sentir la humedad de la improvisación del agua. El cielo retumba tratando de intimidarme y despliega grietas brillantes que me generan ansiedad. A veces siento miedo pero me emociona esa excitación. No sé en qué momento se detendrá. Cada segundo de lluvia 


jamás será matemáticamente repetido. No quiero olvidar este momento de aguacero imaginado. Destellos, risas, charcos, gritos, carcajadas, pelo esponjado, calor, maquillaje borrado, agua sobre la piel, pestañas mojadas, sonrisas encriptadas, tormentas de sentimientos y por primera vez veo las gotas caer a un precipicio que las recibe sin romperlas. Parecieran rebotar nuevamente hasta el cielo. Mi cabeza gira la tierra y quisiera guardar la lluvia en una bola de cristal para activarla cuando necesite inspiración. Hoy te tengo y soy feliz. La lluvia  ha dejado de ser una línea de lágrimas en mi ventana, para convertirse en un atardecer que sale luego de la tormenta. Le agradezco a Dios saber que puedo verla desde tu refugio que me calienta. Realmente no quiero mi ropa mojada, pero quiero sentir el agua. No quiero que me pese el pelo, pero quiero sentir el agua. Quiero poder abrir mis ojos con la cara al cielo mientras me cae el agua. Quiero agua, simplemente agua. Gracias lluvia por traerme hasta acá, por llenarme de inspiración, por permitirme contemplarte con tus brazos alrededor de mi cuello. Estoy segura que serán muchos momentos escuchando tu voz a mi lado. Me encanta el silencio que queda cuando la lluvia se va, es ahí cuando puedo verte y solamente queda el rocío. Gracias por hacerme sentir viva. Había olvidado lo que el agua produce en mi piel. Hey lluvia... gracias por existir.


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