Hola tía linda,
¿Cómo estás? ¿Qué tal nos ves desde allá arriba?. Te escribo este correo porque creo que debo dejarte por escrito las miles de palabras y sentimientos que se fueron con el viento y nunca te pude decir.
Tu hermana, mi mujer favorita, sigue administrando el cuidado de tus orquídeas. Se las pinté en la pared del jardín de su casa para que con ella, los colibríes también te recuerden. Ellos sienten que estás por ahí. Tus hermanos extrañan el Ganocafé diario y tus palabras cariñosas de la madrugada. El tío Jairo ya no tiene con quien pelear por las materas asimétricas que tanto te gustaban, pero sé que es feliz recordándote cada vez que las arregla. Incluso Raquelita sigue manteniendo tu granja de "Hay Day". El Mifi debo admitir que se ve muy tranquilo, siempre me he preguntado cómo hacías para vivir con él. Él tan helado y tú tan arequipe. Nunca pude entender su manera particular de demostración de afecto, pero debo admitir que desde tu partida se ha vuelto más expresivo y hasta lo he visto sonreír más de lo normal. Me sorprende cómo ora con nosotros en los rosarios diarios que nos dejaste como un hábito necesario para vivir. Su voz entre los dientes se escucha sin encender la cámara, pero no importa no poder verlo, me gusta escucharlo. Tus hijas lo siguen cuidando.
Supongo que ves como contengo mis lágrimas en este momento, pero también sé que ves mi corazón, y ves que ahora está más tranquilo que antes. Tus palabras, la última vez que hablamos, siguen llegando a mi mente cada vez que pienso lo que me deseaste para mi futuro y mi corazón. Me hubiera gustado presentarte a mi Cucarrón. Mi mejor amigo que ha estado durante años guardado, y hoy Dios me dio el tiempo para devolverle eso tan bonito que cultivó en mi. Es un hombre maravilloso. Seguramente fuiste tú quien ayudó para que yo pudiera estar aquí junto a él. Gracias tía. Gracias por dejarme sentirte en este atardecer, con el sonido del mar, del silencio de tu corazón y sobre todo con las palabras de aliento que necesitaba, entendiendo que nunca estuve, ni estoy, ni estaré sola.
Me imagino que sigues hablando diariamente con tus tres orquídeas favoritas. Viene un capullo violeta en camino, que seguramente traerá muchas cosas de ti. Ojalá traiga el color de tus ojos y la suavidad de tu piel. Tus abrazos fuertes pero llenos de ternura e incluso tu actitud cuando te volabas con mi mamá para la finca. Hablarte de ella me rompe en dos. Sé que te llora en silencio, que extraña a su hermana confidente, pero sin tu presencia física, ella te habla diariamente. No imagino mi vida sin ella y por eso no imagino cómo hacen tus princesas para vivir sin ti.
Te extraño tía. Quisiera enviarte este correo con cada Ave María que sale de mi boca, con los regalos de tu otro hermano favorito, no el menor, ni el harlista, ni uno de los repetidos, sino ese que siempre dice que se pierden los regalos en el correo terrestre. Él sigue mencionando constantemente las últimas palabras que le dejaste grabadas en un mensaje de voz: "acuérdese que yo lo quiero mucho". Y si, creo que esas palabras lo hicieron ganar la última batalla contra la muerte. Que él se salvara, nos mantuvo llenos de ilusión después de tu partida.
Te veo en mis videos y a veces escucho tus audios; esos que me quedaron guardados en el historial del celular. Me gusta sentir que sigues aquí, pero como dice Aitana en sus canciones: "me niego a borrar los mensajes".
Quisiera devolver el tiempo para pintarte la pared de tu casa, las ventanas del balcón y las miles de ideas que me quedaron pendientes. Aún conservo los tableros compartidos de Pinterest, las publicaciones de inspiración de Instagram y tus mensajes bonitos de Facebook.
Nunca te dije que te amaba, pues hoy lo hago. Te amo. Con el recuerdo del cielo azul, como los ojos del nono, con el reflejo de los naranjas, amarillos y degradados reflejados en el mar. Te siento y sé que estas aquí. Te extraño tía, déjame repetírtelo. Mis tres hermanas y yo queremos gritárselo al universo.
Déjame escucharte tía Hilda, déjame saber que tu partida fue un poder de Dios para unirnos como familia; que seguirás siendo la confidente de mi mamá cada vez que te necesite; que jamás dejarán de florecer las orquídeas en la finca; que siempre me verás como tu sobrina la loca que te hacía reír. Hazme reír, que hoy yo no tengo muchas ganas. Te extraño un montón, como ahora, como nunca imaginé que te extrañaría.
Te extraño una y mil veces más.
Tu sobrina la loca.
Lilí
*Consigna día 1 del Cuarto Mundial de Escritura asignado por la escritora Manuela Martínez: Escribir una carta que nunca llegará. https://www.youtube.com/watch?v=0GPPTpBoVgs
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