viernes, 6 de noviembre de 2020

Usted no sabe quién soy yo

Querido señor Coronavirus:

Le agradezco su atención y también se mantenga muy distante mientras lee este correo. De acuerdo con nuestra última conversación quisiera dejar por escrito mis comentarios al respecto.

Durante el mes de marzo de 2020, usted agendó una cita en mi ciudad, pero con su voz enmudecida y sin darnos cuenta, pronunció sus primeras palabras. Aún no entiendo cómo se atreve a venir sin ser invitado y no comprendo cómo aún se le ve pasear con tal descaro. Intento no expresar mis emociones por dicho encuentro, pero quisiera saber por qué no decide marcharse con la misma inmediatez con la que llegó.

Aunque ya han pasado 8 meses, parecen 8 años. Siento que usted se ha robado importantes recuerdos de mi vida y adicional a eso, sigue intentando llevarse 8 meses más. Cuando pensé que sería una etapa para compartir con los míos, usted entra como una sanguijuela resbalosa y se posa en cuanto milímetro, centímetros o pulgadas del universo. No se si lo que más me molesta es que hace 2020 años nos vienen advirtiendo de su presencia y nosotros aún no entendamos, o que aún sabiendo que usted sigue presente, lo dejemos entrar con tanta indiferencia que termina entre la cama de nuestros seres queridos, quitándoles el aliento, la paz y sobre todo la esperanza.

¿Por qué no cancela todas su citas y decide irse?. Sé que en algún momento mi compasión me ha hecho agradecer el hecho de habernos enseñado a vivir con menos. Pero acaso en la prehistoria ¿No eran más felices por el simple hecho de haberse podido abrazar?. Me tiene harta. Discúlpeme el atrevimiento. Pero hoy es un día en el que se están cansando mis dispensadores de alcohol, mis orejas por los tapabocas, mi frente por las caretas, mis manos por la resequedad del antibacterial, mi casa que ya nadie visita, mi vajilla que ya no se utiliza, mi auto que se quedó sn batería y ya ni el viento puede entrar por las ventanas de mi hogar.

Yo sé que a usted le tiene sin cuidado las relaciones personales, las de pareja, las de hermanos, las de tíos, abuelos, primos o cualquier tipo de armonía, pero en serio ¿Le parece que no es suficiente la peste negra del siglo XIV, la gripe española de la Primera guerra mundial, la gripe de su primo A (H2N2) y la de ¿Justiniano del siglo VI en pleno Imperio Romano?.

Por favor le pido formalmente no acabe con nuestra humanidad, que ya suficiente hemos hecho catarsis con nuestros demonios y nuestras miserias. 

Como última cosa le recuerdo y de paso le advierto que hay alguien que ya tiene aprobada la orden de captura contra usted y lo está buscando. Es el único al que usted no puede ni mirar, ni tocar, ni sentir. Ni su saliva, ni su sudor, ni su olor putrefacto puede hacerle daño a él. Espero que cuando se encuentre con él, le recuerde, que este mundo no fue creado para seres tan inhumanos como usted.

No le agradezco su atención. Le agradezco no se le ocurra volverse a aparecer con los míos, porque por más que a veces quiera ahorcarlos, los defenderé con mi vida, me convertiré en una leona, en lo que sea necesario para que usted no se vuelva a atrever a entrar.  Usted no me conoce, no tiene ni idea lo que hago por los que amo. Mejor dicho, usted no sabe quién es él, usted no sabe quién soy yo. 


*Escrito para el Tercer Mundial de escritura. Consigna día 12: escribir sobre un relato que abarque el mayor tiempo en la historia posible.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario