No son escritos de mi vida, son versiones escritas sobre la vida. Lilobp "La libertad de expresión lleva consigo cierta libertad para escuchar" Bob Marley
sábado, 31 de octubre de 2020
6000 hilos
Brillantina
Hacer por primera vez una fiesta en la casa cuando se tiene 20 años, significaba compromiso, detalle y dedicación. Esa fiesta debía ser perfecta. Elegir la fecha era sencillo: “Halloween”. Temática: libre.
Entre mi hermana y yo convencimos a nuestros padres y nos permitieron utilizar por primera vez, la sala, el comedor y el garaje, para hacer una fiesta inolvidable.
Mi hermana era estudiante universitaria, rodeada de ingenieros tipo “The Big Bang Theory”, y yo, con dos años menos, también era estudiante pero de otra universidad y rodeada de diseñadores.
Esa mezcla sería una bomba para la fiesta. Se nos volvió un plan y un reto para ambas. Enfrentamos nuestro amor la profesión y planeamos el premio al mejor disfraz. Era el “ingenio” de los amigos nerds de mi hermana, enfrentados a la creatividad de mis “amigos” diseñadores, súper underground, cool y cuánto adjetivo propio del universo artístico.
Nuestra casa, tenía el espacio perfecto. El comedor para los pasabocas, la sala para quienes se cansaran de tanto bailar y el garaje para la súper rumba. Equipo de sonido con 5 unidades de CD, bafles distribuidos por todo el área, empapelado con bolsas plásticas negras para impedir el paso de la luz por todo el garaje, luces bajitas y listo.
La parte fácil, estaba lista y definida en nuestra mente. Pero faltaba lo más importante: el disfraz. La mayoría de mis atuendos anteriores estaban llenos de despeine, de colores estruendosos y de poca feminidad. Así que decidí tratar de verme como Olivia Newton-John con un vestido azul de los años 60, con peinado de peluquería propia de la época y por supuesto, con mi respectivo parejo: John Travolta, con su chaqueta de cuero y peinado de gomina, para ser la pareja perfecta de “Brillantina”
Mi hermana como siempre, amante de la costura, hizo su propio disfraz de “egipcia”. Sexi, con el cinturón dorado y todos los accesorios necesarios para verse hermosa. El único detalle que no tuvo en cuenta, es que su novio, debía utilizar una bata, tipo falda, mostrando el hombro y con la misma tela del vestido de ella: morado, pastel y de seda. Ahí fue donde empezó a aparecer algo en mi mente que decía “no te burles Lilí, ni se te ocurra reírte”.
Viernes, en la noche, lugar, comida, bebidas y todo listo. Solamente faltaban los invitados.
La pasarela empezó con la llegada de algunos amigos en común: espantapájaros, curas, muñecas de trapo, gatas, ratonas y unos cuantos más con pelucas. Hasta el momento era divertido, pero nada extraordinario.
¿Mis amigos? desaparecidos. En esa época no existían los celulares, así que solamente tocaba tener paciencia y esperar. Cuando empezaron a llegar los amigos de mi hermana, empezó lo bueno: cada uno de sus amigos “nerds”, se había tomado el trabajo de potencializar sus cualidades físicas. Llegó Drácula, un poco bajo de estatura, pero era un buen disfraz. Juan Tamariz, un disfraz súper ganador y casi perfecto. Pero se peleaba el premio con Krusty el Payaso. ¡Eran increíbles y súper bien creados!.
La pelea estaría dura. Pensaba. Mis amigos diseñadores aún no llegaban. Yo sentía algo de temor, pero no perdía la Fe.
El retraso, hacía más larga la espera, la expectativa aumentaba y fue cuando por fin llegaron. Llegaron... abrí la puerta y yo, solamente me quedé mirándolos como por 20 segundos, mientras mi cabeza me decía en voz baja, lenta y con un parpadeo largo: “¿Qué, es esto? ¡Que vergüenza de disfraces!”. ¿¡Es en serio!?. ¿Qué es este momento más ridículo como “diseñadora y sus amigos en una fiesta de disfraces”?.
Alcancé a pensar que por fortuna, esos no eran “mis amigos, sino los de mi novio”. Faltaban los míos, ellos seguro iban a llegar y no me iban a dejar morir.
Pero no. Nunca llegaron.
No solamente llegaron tarde y con disfraces improvisados, llegaron borrachos, trabados y sin actitud.
Entre esos incumplidos, una enfermera desabrida, de pelo rojo y con los ojos perdidos, una jirafa con el pelo y la cara amarilla diciendo que estaba disfrazada de “pollo”, un extraño sin disfraz y mi novio que ya no parecía Jon Travolta, sino un palo de escoba negro con gomina, me hicieron sentir como la diseñadora más ridícula del planeta.
Ese día me juré no volver a ir a una fiesta de disfraces sin tener el mejor disfraz. No sé qué será de la vida de ellos. De los que llegaron y de los que nunca llegaron. Ni idea. Pero si sé que los amigos nerds de mi hermana siguen fieles cada año recordándome esa escena tan deplorable de disfraces de ingenieros de sistemas vs diseñadores gráficos.
Aunque la ridiculez me dañó la noche, años después, las ganas y mi amor por los disfraces, me dieron varios premios, pero los mejores fueron el de “The Apple Earphones” en Alma Bar en 2011 que hicimos con mi esposo y el de Cyborgs, en el club El Marquez en 2015 que hicimos con mis primos.
Gracias a un momento ridículo, terminé apasionándome locamente por los disfraces.
jueves, 29 de octubre de 2020
Cruz
La joven de la perla
Siempre me he preguntado por qué cubrías las poltronas de tu sala con forros de color gris, que ocultaban la belleza del tapiz original color crema. Aunque puedo entenderlo, cuando tus nietos derramaban líquidos sobre los forros y tu rostro no se transformaba en angustia, sino en satisfacción por tenerlas cubiertas con esos forros con cordones que colgaban a los lados de las sillas del comedor.
Pero, ¿Y el vinipel de la lámpara nueva?, por qué preferías limpiar el polvo sobre el plástico que disfrutar de la belleza de tus lámparas?. Recuerdo que una tarde que fuimos a visitarte no estaban esos forros opacos. En cambio todas las luces estaban encendidas, se veía hermosa tu sala, pero luego entendí que estabas esperando la visita de un posible comprador del tu apartamento. Sentí tristeza, imaginé que los habías quitado por nosotros. Pero aún así fue bonito ver tu sala tan pulcra e impecable.
No olvido la lámpara acrílica transparente de medusa y asimétrica que colgaba en el centro de la sala, a la que le hacía falta una pieza y que nunca lograste conseguir. Aún tengo la foto en mi cuenta de Instagram, de las formas del reflejo de la luz que se hacían en el techo cuando llegaba la noche y podíamos encenderla. Parecía una obra de arte.
Lo más curioso de todo, era tu habilidad "antinietos" para guardar y ocultar todas las porcelanas cada fin de semana. Aunque nunca guardaste la campanilla metálica y dorada con la banderita de Chile, esa, me encantaba hacerla sonar. Puedo escuchar su tintineo.
Siempre me gustaron tus jarrones vintage de piso, ubicados debajo de tus mesas isabelinas. Con esas pequeñas flores secas que le daban ese toque antiguo que siempre me ha encantado. A veces creo que pertenezco a un siglo pasado.
El lugar más extraño de tu apartamento, era tu cocina. Siempre pensaba que las ollas de vidrio que guardabas en la alacena, no coincidían con el resto de la vajilla. No precisamente por el color o la forma, sino porque preferías utilizar platos y vasos desechables para servir. En esa casa eras tan cuidadosa y ahorrativa, que me sorprendía ver cómo preferías utilizar plástico. No gastabas casi agua ni jabón para lavar la vajilla. Siempre me dijiste que te daba pereza gastar el tiempo lavando platos y en eso, estoy completamente de acuerdo. Era curioso que utilizaras ese jabón líquido que no producía espuma, yo prefería el de crema. Tampoco me gustaba que utilizas trapos en vez de papel de cocina para limpiar los líquidos, pero aún así, me gustaba la limpieza de tu cocina. Recuerdo el recipiente donde ubicabas la esponja. Aún yo no he podido encontrar uno igual para mi casa, alguna vez conseguí uno similar, pero la señora que hacía el aseo, lo envió a la basura porque pensaba que era el empaque del jabón. Eso me hacía entender y compartir algo de tu rechazo por las señoras del aseo.
Mi manía por sentir la textura de los objetos me hace recordar el salvamanteles de silicona con forma de vaca que tenías bajo la jarra de agua. Servía para que no se resbalara y por esa razón me gustaba pedirte un vaso con agua, o como diría mi papá: "un vaso de agua" y ubicarlo con mucha rigurosidad sobre esa base con forma de vaca.
La primera vez que fui a tu casa, lo que más me impresionó fueron los cuadros de bodegones y de ángeles, pero sobre todo, el cuadro de "La joven de la perla" que iluminaba tu sala. Fue tan impactante y se veía tan real, que la mirada profunda de la joven, me conmovió apenas la vi. Me hizo sentir en un lugar tan acogedor y único, con el que siempre me quedé con las ganas de quitarme los zapatos, y acostarme con una cobija en el sofá, para sentirme como en la casa de mis abuelos. No en una casa silenciosa, sino como la tuya, una casa llena de risas y carcajadas.
Por ahora dejaré los recuerdos colgados en el perchero del laberinto de tu corredor. No dejaré que el frío del sofá de cuero verde que tenías en el estudio, me alejen de ti. Le aumentaré el volumen a mis recuerdos desde tu equipo de sonido, con tocadiscos, cassettera y reproductor de 5 CDs, para que retumben en mi corazón tus almuerzos los fines de semana, los helados de la tarde y de pronto por qué no, el llanto de un bebé o como querías tú, de dos bebés, que nos lleven nuevamente a ti y de pronto te mojen la colcha o el forro antinietos que posiblemente pondrías en tu cama.
*Escrito para el Tercer Mundial de escritura. Consigna día 3: presentar un personaje desde los objetos que lleva consigo y hablar desde ellos.
miércoles, 28 de octubre de 2020
Wikineynidea
1. CORÍLEO, véase colibrí.
Término relacionado con el tono que produce el polen sobre las flores y que atrae a las aves a más de 1 km de distancia. Su composición de ChO2 hace que con la luz del día produzca rayos ultravioleta imperceptibles a la vista del ser humano. La secuencia de ondas del coríleo atrae específicamente aves de la familia de los aleteodoros o conocidos comúnmente como colibríes.
Historia
Su descubrimiento está asociado con la expedición botánica del año de 1975 entre Brasil y Colombia. El biólogo Saulo Hernández, autor del libro “El coríleo del Amazonas”, plasmó en más de 350 páginas las tonalidades de polvo de polen, a través de reconocidas Ilustraciones. Su publicación fue vista por primera vez en el verano de 1992, en México, luego de un viaje por Latinoamérica del cineasta italiano Marcelo Raveli, quien no solamente popularizó este término, sino que convirtió el coríleo en uno de los colores más predominantes en la década de los 90.
En el arte
Su obra ha sido de gran inspiración para artistas entre fotógrafos y directores de cine como Karla Hamilton, Steve Krug, Carl Reigbert y Jolie Washington.
James Camerón durante el rodaje de la película Ávatar, aseguró que tuvo que esperar más de 10 años, para lograr la tecnología necesaria que permitiera la nitidez del color coríleo.
2. DIGTÓRICO, véase estado de coma.
Persona que realiza actividades en exceso relacionadas con el uso de todo tipo de dispositivos electrónicos.
Se estima que existen más de 35 millones de personas en el mundo que no saben que padecen esta enfermad. Aunque aún no se han determinado posibles causas de su padecimiento se atribuye al crecimiento desbordado de la tecnología.
El primer caso catalogado como enfermedad, se presentó en una escuela de California, cuando un adolescente perdió su habla y capacidad de entendimiento que lo llevó casi a un estado de coma, luego de haber realizado durante más de 72 horas seguidas, actividades múltiples, relacionadas con sus equipos electrónicos y diferentes periféricos al interior de su casa. El joven de 22 años, padeció un estado de ansiedad y bloqueo de comunicación que alertó a las autoridades luego de más 15 casos similares en distintos distritos de EU.
En noviembre de 2017 el gobierno, creó la Ley Dictórica que prohíbe el uso y la compra de más de 20 dispositivos electrónicos por hogar. La ONU, determinó que esta ley violaba los derechos humanos y que no se podía determinar que esta fuera la causa de las enfermedades.
Aún no se conocen consecuencias graves o relacionadas con mortalidad, pero se estima que las nuevas generaciones podrían desarrollar codependencia, analfabetismo e incluso trastornos psicológicos, hasta llegar a un estado de coma irreparable.
3. MONTELLA
Ubicada entre Francia y España, esta provincia es considerada una la más especiales y extrañas del continente europeo.
La escritora Isabel Allende la usó como inspiración para su trilogía Outlander, que representa el viaje del tiempo a través de las ruinas del monte Partío.
Se desconoce la historia de sus inicios, pero existen diversos mitos y leyendas que la han convertido en uno de los lugares más inspiradores para los creadores de historias de duendes y fantasía.
*Texto para el mundial de escritura. Consigna día 2: describa tres entradas ficticias de Wikipedia.
lunes, 26 de octubre de 2020
La mesa 6
domingo, 23 de agosto de 2020
Cuando crean no encontrarme
La Gran Colombia, 23 de agosto 1820.
No puedo tutearlas, ni en lo que fue nuestro futuro, lo que había sido nuestro pasado y menos ahora, en mi presente. Estoy en el "cuando". Ese que nos inventamos por la obsesión con la historia, con el tiempo, al mundo del pasado. Ahora estoy aquí atrapada en la época de los libros, las velas, la guerra, "el pueblo", las ruanas, los encajes, los vestidos, los guantes y las sombrillas. Ahora sé que por fin estará escrito mi nombre en un libro, porque lo hice para encontrarme, fui artífice de mi propia inspiración. Nunca lo supe, pero volví al pasado sin saberlo, para comprenderlo.
Llevo años, buscando, tratando de entender cómo desperté debajo de esta luna del "cuando". No se cómo terminé acá. Supongo que será un sueño, pero ahora hago parte de él y parece cierto. Tal vez por eso era que mirábamos tanto la luna. Estoy casi segura que eso que decíamos que sentíamos algo cuando la mirábamos, puede ser porque dejé parte de mi mirada en ella. Será nuestra mejor manera en el recuerdo de comunicarnos.
Me gustaría que estuvieran acá para que lo vivieran conmigo. Me hace recodar la Cuba que conocí cuando todos hablaban de guerra, conflicto, poder, política y problemas sociales. Pero yo me siento como si estuviera fumándome la historia entre el sincronizado paso de los caballos. Las voces de una jerga que aún me cuesta entender, esa que se desvanece entre las calles empedradas de algo que parece un pueblo olvidado, no ese monstruo de ciudad en el que andábamos. Siento el olor de la tierra cuando llueve y se levanta como gotas hacia el cielo que humedecen el aire. Las velas abundan y me hablan de la calma, con su silencio y la voluntad del viento. Olvidé el largo de mi pelo porque diariamente me toca recogerlo y cubrirlo con un sombrero. Huele a leña, se escucha cuando se quiebra mientras se quema. La siento entre mis poros.
Mis dedos están negros de tinta de tanto escribir, pero adoro lavarlos con tanta dedicación que cuando lo hago, hablo en voz alta como si ustedes estuvieran sentadas a mi lado. Contar historias en el papel me libera. Adoro comprarlo, olerlo y ver el color oscuro de la letra escrita a mano, mezclándose con la textura. Esa que parece nueva, pero al mismo tiempo vieja. La que me inventaba con el té y la Coca Cola. ¿Y qué decir del lacre? me sigue derritiendo igual que él mismo, así me esté dejando cicatrices. Aprendí a prepararlo. Aplicarlo es la cereza del pastel.
Mis días ya no acaban en la anoche, sino en el amanecer. Sigo perdiendo la noción del tiempo cuando escribo y sigue siendo mi mejor momento para hacerlo. Libera mi cabeza de tantas ideas como en los libros que ustedes leían, esos que decían: "si no atrapamos las ideas, alguien más lo hará". A veces cuando necesito sentirlas a ustedes dos, me voy a escuchar al músico del pueblo tocar guitarra. Sus cuerdas se escuchan como arpas del cielo y con eso, con el olor de la lluvia y la imagen de ustedes leyéndome, me voy a dormir.
Espero que algún día me encuentren. Cuando parezca que ya no estoy. Búsquenme entre los libros viejos, las poesías, las historias de los miles de niños que me rodean y el blanco y negro de los dibujos que aún no se han hecho. Ahí estaré mis hermanitas del alma. Viviendo obligada en un pasado que aunque me separa de ustedes, me hace creer que mi propósito está entre las letras. Las creadas desde sus forma tipográfica, hasta la combinación de su retórica.
Las quiero niñas de mi futuro, de mi presente.
Atte,
La de ayer, la de mañana, la de mi hoy...
Consigna: "Escribir una carta de 200 años atrás, para el presente: 2020"
lunes, 10 de agosto de 2020
2 minutos
¿Cómo describir mis dos minutos de meditación?
Tuve que empezar diciendo: ¡silencio!. Con mis ojos cerrados, empezaron los ruidosos tornillos de la cama dañada del piso de arriba e imaginé a los vecinos, pero me repetí: ¡silencio!.
Esos sonidos se fueron pero aparecieron más. Ahora eran los ruidos del camión de basura desocupando unas canecas, que me hicieron pasar saliva por imaginarme el putrefacto olor. Nuevamente me repito: ¡silencio!.
Al ser tan consciente del exterior, quería mandar la cama y a los vecinos de arriba con el camión de basura, pero el ejercicio era "no pensar". Así que con una voz fuerte me dije: ¡hey, que hagas silencio!.
Intenté escuchar los latidos de mi corazón pero increíblemente escuché el sonido de los pájaros que casi nunca se oyen en las mañanas y me elevé para hablar con ellos, pero otra vez: ¡que te calles, no imagines!.
Ya no había ruido exterior, creo que lo estaba logrando. Había silencio. Por fin. Todo se hizo nada, era blanco, quería que fuera tan extenso como el cielo, quería estirar ese momento, convertir esas milésimas de segundo en un estado de plenitud, pero al darme cuenta que era mi mente quien me lo decía, y que otra vez mi cabeza estaba dando órdenes, ¡reaccioné!: no estaba en silencio, estaba imaginando el silencio, ¡no estaba haciendo silencio!. ¡Imposible, callar mi mente era imposible!.
Bendita imaginación que no para. Ni siquiera para dos minutos de obligado silencio. El zumbido de la sangre recorriendo mi cuerpo se volvió ensordecedor. ¡Era ruido! pero, ¿cómo era posible si ya no estaba el sonido del vecino con su cama maltrecha, ni los ecos de las canecas azules desocupando bolsas de basura de la podredumbre de las casas?. No lo sé, pero era un timbre en mis oídos que imaginé volviendo polvo. ¡Eso es! me dije, "¡hazlo polvo!, obsérvalo en cámara lenta hasta te se detenga. Puedes hacerlo, son solamente dos minutos, solamente seré consciente de decirme algo: "ay Diosito, ayúdame, quiero aprender a hacerlo..."
Y como una bofetada por ponerle palabras mentales a mi silencio, di un salto y abrí mis ojos. El cronómetro de mi reloj retumbó mi cabeza, se convirtió el polvo en piedra, parecían aullidos. La alarma con una gritería fastidiosa, había marcado dos minutos exactos y yo ni siquiera había logrado 5 segundos de silencio mental. Esas campanadas sonaron tan fuerte que otra vez mi mente había tomado el control.
¡Que silencio ni que nada!
Imposible, dos minutos para mi mente en ese momento fueron "vecinos, cama, tornillos, pájaros, calle, golpeteos, voces, alarmas, camiones, basura, canecas y ruidos, ruido, que verraco ruido."
Esa frustración me hace pensar que la meditación es un ejercicio demasiado difícil y pareciera que no estuviera hecho para mí. ¿Por qué no puedo callar mi mente y sí puedo contemplar el sol, disfrutar de la lluvia, respirar fragancias y sentir que saboreo la vida? ¿Por qué no puedo con esa clase de silencio?.
Tengo hipermetropía, una anomalía que me hace ver objetos y textos a grandes distancias. Cuando hace calor o frío, lo siento por entre las venas. Todo tipo de ácidos me hacen cortar la lengua. Desde mi habitación, sé si hay algo dañado entre la nevera. Puedo escuchar la vibración de un celular timbrando entre una maleta en un salón de clases, pero, ¡no puedo hacer que mi mente se quede quieta!. ¡¿Por qué?!...
No lo sé, pero bueno, curiosamente nunca había sido tan consciente de los sonidos a mi alrededor. Lo vi todo, lo sentí todo, lo olí todo y lo escuché todo. Tal vez algún día con entrenamiento mental pueda controlar mis sentidos para entender el mundo de la meditación.
Por ahora puedo decir que esos fueron mis dos primeros y únicos minutos de consciente intento de aquella meditación.
Consigna: "Escribir 5 minutos de meditación"
domingo, 2 de agosto de 2020
Poison Ivy
domingo, 26 de julio de 2020
Mi primera vez
