"Ilustración de animales" era el nombre de la asignatura que requería una pieza de ilustración de hiperrealismo. Para lograr ese nivel de precisión, algunos docentes sugerían la compra de animales disecados, preferiblemente con variadas tonalidades que permitieran obtener un mejor resultado cromático en la ilustración. Fue así como en 1996, un escarabajo o cucarrón disecado, de color azul iridiscente, ubicado en una cajita plástica que parecía de cristal, se convirtió en la conversación detallada de un joven estudiante de diseño gráfico, que le explicaba a su mejor amigo, quien era mi novio en ese entonces, lo que a él le iba tocar hacer un año después, cuando cursara la materia de "Ilustración de animales".
Ese joven, el que cursaba un año más adelante que nosotros, el del cucarrón, se quedó apodado para siempre así, el "Cucarrón". Nunca me han gustado los apodos donde se relacionan a las personas con animales, me parecen ofensivos, pero esa vez, era yo quien contradecía la regla de relacionar nombres de animales con las personas. La razón era simple "Cucarrón" era la palabra justa para la recordación visual a mi problema de memorizar nombres.
"Hola Cucarrón" ha sido el saludo constante durante 25 años a Francisco, mi amigo el divertido, mi único y mejor amigo de toda mi vida. Esa etiqueta se fue incrementando con el tiempo hasta tal punto, que nunca necesité escribirle un blog, porque él sabe quién es en mi vida. Pero como la vida da tantas vueltas y la pandemia llegó con la imposibilidad de verlo, justo en el momento en que creo que más he necesitado de sus abrazos, este blog es para él. Es para ti Cucarrón, para recordarte y dejarle por escrito al mundo, el maravilloso ser humano que eres en mi vida.
Ser diseñadora gráfica y tener de mejor amigo a otro diseñador gráfico puede llegar a ser toda una agonía. Él puede evaluar detenidamente el color de tus medias, sobre todo cuando se está en una fiesta casera y los zapatos se convierten en un estorbo; debes justificarle con qué otra parte de tu outfit, combinan tus medias. Él puede tener un increíble equipo de cómputo, de última generación y convencerte sutilmente de cambiar de sistema operativo sin explicarte el impacto forzoso y cruel de aprendizaje. "Quien toca un Apple no vuelve a Windows", decía con tanta seguridad, que mi pelo se convertía en león cada vez que lo pronunciaba. Pero desafortunada o afortunadamente tenía toda la razón.
En plenos años 90, tener un equipo iMAC con forma de casco cibernético, era como estar en la luna. Mi posibilidad de tener algo así, era como si yo fuera Wall-e y ese equipo de cómputo fuera EVA. El día que fui a su casa por primera vez, ese astronauta me saludó y me inyectó una dosis de tecnología + diseño, que hasta el día de hoy, el mundo cibernético se ha convertido en la primera pasión de mi vida. La primera página web que diseñé, fue a raíz de un ejercicio en la universidad para cambiar la impresión de un libro, por una interfaz cibernética, que para los años 90 era toda una innovación y sabiduría poder hacerla. Solamente a él entre más de 60 estudiantes se le ocurrió esa grandiosa idea, que adopté un año después cuando tuve que cursar la materia. Gracias a eso llevo 18 años haciendo la misma tarea. Diseño de páginas web a diestra y siniestra.
Por su culpa, no solamente yo añoraba tener algún día un MAC, el cual hasta 11 años después pude tener y lloré el día que lo compré, sino que anhelé el universo audiovisual en el que él ha vivido durante los últimos 20 años. Se volvió un crac del Motion Graphic. Él seguro dirá que no es verdad.
Sus pasiones por el cosmos lo han hecho viajar por el mundo como un Han Solo, a veces con y sin una princesa Leia, con algunos Skywalker, Chewbaccas, R2-D2, e incluso con el mismísimo Darth Vader. Algunos de ellos, los conoció en la universidad y debido a la energía y protones de su cuerpo, se bailó un sin número de "rumbas" desde la creación, hasta el cierre de bares como el Chango, Almirante Padilla, Chamois, Punta Sur, Mr Babilla y el inolvidable Discovery o "Dis-lobery". Los finales de la noche los "rematábamos" en la casa de mis padres cantando a grito herido los temas de Soda Stereo, Mano Negra y Café Tacvba. Nos bebimos desde las "Guayas", pasando por el agua del florero, hasta los "cunchos" de licor y nos vimos caer como fichas de ajedrez uno a uno en la sala de mi casa. Despertamos con los caldos de costilla de mi mamá y las risas de nuestro estado de guayabo juvenil, recordando el quiebre de una que otra mesa de vidrio en nuestro estado eufórico de diversión.
Su princesa Leia o "Fantabulosa" de los 90, se convirtió en mi mejor amiga y me dejó conocer más del Cuchi, Estévez o simplemente de Francisco. Gracias a nuestras parejas y el plan de amigos, recorrimos Villa de Leyva, los Llanos orientales, Sesquilé, Miami y algunos nombres más que ya no recuerdo. Como diría él: terminamos hasta en "Anolaima".
El Cucarrón es ese amigo que una vez me dejó generosamente su puesto de trabajo y a los seis meses con la misma facilidad, me lo volvió a quitar. Entre sus viajes por el mundo de "ires y venires", siempre me ha dejado tardes de risas, abrazos de despedidas y sobre todo voces de aliento. Aunque sus travesías por el mundo laboral nos han apartado físicamente, él siempre ha estado ahí. Lo he visto romper corazones y perder el año con su malicia respectiva. Se ha dejado convencer de salir a rumbear, así al otro día el guayabo de adulto contemporáneo no lo haya dejado trabajar. Se ha gozado los asados, las fiestas de disfraces y cuanta fiesta de casa. Ha logrado mantener su vida distante de las redes sociales. Él no da abrazos, da apapachos. Ha aceptado perder "amigos" que se convirtieron en conocidos o mejor diría que "desconocidos"; pero quienes lo conocen de verdad y lo consideran su amigo, jamás se permitirían perderlo. No soporta que llenen de halagos su vida profesional y menos con tantas flores. Estoy segura que en este punto del blog ya se debe estar sintiendo incómodo.
No manda stickers por WhatsApp, ni emojis con corazones rojos a su mejor amiga. No le preocupa sus lecturas de “check azul”, actividad “en línea” o mensajes sin leer. Las camisas de botones no se ven en su guardarropa, seguramente el universo de las camisetas y los tenis decidirán siempre por encima de ellas. Lo he visto dormir con tapones para los oídos, antifaces para los ojos y diría que le ha faltado el gorro triangular para la cabeza. No soporta permanecer en una sala de cine, escuchando el ruido de las personas mientras se alimentan; es por eso que siempre se sienta en la primera o en la última fila, lejos de los "primates" irrespetuosos del cine. Se ha trasteado en repetidas ocasiones por culpa de los ladridos del perro del vecino, por el frío, el calor o cualquier estado que invada su mundo de intimidad espacial constante. El amor por sus carros de colección le pueden sacar "la neura" fácilmente si se los tocan o si en la vía alguien intenta comportarse como un "desadaptado". Lo único que seguro le quitará la furia que a veces lo posee, es su hijo de cuatro patas Jimbo. Un pedacito del cielo que Dios le dio a él y a mi amiga Fantabulosa, por los angelitos que dejaron en la eternidad.
Es un hombre con muchas historias, de principio y fin que he visto vivir con intensidad. Con la pasión y perfección por su trabajo, con el estrés de la adultez pero siempre con una sonrisa en su rostro. Me ha dejado conocerle la mayoría de las fases de evolución respectivas a la edad en cuatro décadas y media de "chocheras" compartidas.
Al Cucarrón la vida le ha dado muchas sorpresas físicas y emocionales que le han dejado a veces el corazón arrugado, pero la "chispa" que le saca a la vida, lo ha mantenido siempre de pie. Afortunadamente le he conocido muy pocas lágrimas; esas que salieron cuando perdió los amores de su alma. Sin duda, lo que caracteriza su personalidad es una carcajada. Esa que ha logrado sacar en mí, cada vez que hablo con él sin ni siquiera pensar en el tiempo de la llamada. Un tiempo que quisiera recuperar para agradecerle por ser tan incondicional, por respetar nuestra amistad y no haber cruzado nunca la línea, por llorar conmigo, por aceptarme con mis medias de colores, con mi pinta de tenis y pelo alborotado. Por ser tan humilde, auténtico y sobre todo proteger su corazón. Por dejarme a una amiga del alma tan Fantabulosa. Por simplemente llevar a Dios en su vida de la manera tan especial en que lo hace: sencilla, correcta y coherente. Como debe ser. Porque la fuerza lo acompaña.
Por eso Cucarrón de Discovery o Zootopia y mil recuerdos de más de dos décadas que no puedo expresar más, te dejo por escrito que hoy y siempre, serás mi único, genial, leal e irrepetible mejor amigo al que no quiero perder nunca. Solamente por dejarme conocerte tal cual eres, vuelvo y te pregunto: ¿Cómo no quererte?.