jueves, 18 de febrero de 2021

Dos relatos, una verdad.

Uno de estos dos relatos es completamente falso y el otro es completamente verdadero:


Relato 1: 


Abril, 2001, España, 8:30 pm y ellas cenaban entre tapas y cerveza. Suena el móvil y al otro lado de la línea, él le dice a Sandra: “hemos encontrado algo”. En cuestión de minutos las tres mujeres toman un taxi, llegan al edificio y se dirigen al ascensor de rejas plegables. Mientras se ven los pisos pasar, Sandra les explica que en aquel lugar, sus 6 cuñados esperaban la muerte de su suegro, para encontrar unas monedas de oro que el viejo afirmaba haber escondido entre las cornisas. Mientras cruzaban la puerta principal, la oscuridad silueteaba los escombros caídos de las cornisas de los techos y era evidente el saqueos de las misteriosas 11 habitaciones. “Ven y siéntate Sandra”, le dijo el esposo. Mientras le tomaba su mano, él le decía: “en una semana han destrozado el piso, casi matándose por encontrarlas y hoy me han llamado y yo, al que menos le interesaba, las ha encontrado. 10 monedas de oro de 1750 que estaban en las cornisas, pero en las de este viejo armario, el que displicentemente me han dejado”.



Relato 2:


Abril, 2020, Bogotá, 6:30 pm y ella dormía en el sofá de la sala. Las noticias no paraban de hablar de la ola de enfermedad que paralizaba al mundo. Él intentaba no despertarla con el tecleo de su portátil, pero el sobresalto de ella con sus 36 semanas de embarazo, alertó a Raúl a alistarse y buscar un auto. “Respira Ana, inhala, exhala, falta poco”. En cuestión de minutos cruzaban la puerta de urgencias de la clínica con los gemidos y la respiración agitada de Ana. “Discúlpenos señor, pero desde aquí usted no puede pasar hasta que no esté protegido”. Raúl había olvidado por completo la situación de alerta de pandemia. Sin tapabocas, alcohol o antibacterial, Raúl ahora debía buscar una farmacia, cubrirse y esperar el parto que se extendió por más de 12 horas. Sentado en la sala del hospital, Raúl llamaba a toda su familia pero en una llamada a su suegro, al otro lado recibe un mensaje de su cuñada: “Raúl, se nos fue el viejo, no pudo conocer a su nieto”.




Verdad: relato1

*Ejercicio para la clase de Narrativa de la Maestría en Escrituras Creativas 

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