Una mañana abrí mis ojos y le pregunté al Señor... estás ahí? y me dijo si. Luego esperé a que me dijera algo más, pero hubo un silencio profundo, y pensé que no decía nada, pero me di cuenta que me estaba hablando, bajito, muy bajito, pero hablaba montones.
Así, en ese tiempo, a esa hora, fue como los conocí a ustedes dos. Sin pensarlo, 10 años después los conocí realmente.
No podría precisar el momento en que mi lado racional recuerda cuándo te conocí mi Jonny, pero sí recuerdo el día que en tu lugar de trabajo en 2010, en una sala de producción, con un techo bajito, con todo respeto, bajito como tú, pero con mucha actitud y valentía, también como tú, me mostraste una foto de tu esposa. Mayra. No olvido tu rostro mi May, una tez pura y brillante como la de una princesa. Esa, era una foto del matrimonio de ustedes dos. Lo recuerdo como si fuera ayer.
Entre recuerdos con ecos que se desvanecen en mi mente, aparecen ustedes, una y otra vez. Música, fiestas, reuniones, karaokes, risas, carcajadas, amigos, cumpleaños, paseos, amaneceres, disfraces, negocios, grabaciones, fotos, almuerzos, gestos, miradas, conversaciones, preocupaciones, trabajo, silencios... largos silencios.
En esos silencios nuevamente el Señor me habló bajito, muy bajito, pero me volvió a hablar. Una llamada y unas palabras acertadas, nos volvieron a reunir entre “ángeles volando en ese lugar, subiendo y bajando en todas las direcciones”, que de blanco que se abrazaban y se expresaban el amor de Dios, unos a otros. Hombres sonriendo, mujeres con rosas rojas, amigos, sorprendidos, pero sobre todo, ustedes dos... juntos.
Con un par de encuentros y los "pocos tiempos" que yo nunca tenía, pudimos vernos y sin darme cuenta habían pasado 10 años. Jamás los había podido ver con tanta claridad y sobre todo con tanta emoción como los vi en este particular 2020. Fue esa mañana en que abrí mis ojos y con el silencio del mundo, pude empezar a escucharlos nuevamente a ustedes dos.
Estaban orando, por todos, por los demás, por nosotros, por ustedes mismos. Y fue ahí, donde un día, meses después, hoy, Dios nuevamente los bendice. Con las fuerzas del Señor, con la Fe de María, con el amor de Dios y con la luz del Espíritu Santo.
Es por eso que quiero dejar por escrito, que cada vez que los escucho, los veo o los leo a ustedes dos, siento a Dios en mi Corazón. Sé que no soy la única a Iván también le pasa. A muchos que los conocen, les pasa. Quiero darles las gracias por cambiar mi vida, a través de su amor por Dios. Gracias por permitirme entrar en su hogar, por dejarme ver las rodillas rojas, por el significado del perdón, por sus cartas de audios y chats, por su coherencia como esposos, por las bolsistas de Té, por los libros, por darme herramientas con sus dones, por no hacerlo solamente conmigo, sino con cualquiera que se ha acercado a sus vidas.
May, me enseñaste a ser la princesa del Señor. Eso ha cambiado mi vida, mi corazón. Gracias mujer de tez de princesa, como tu princesa Juanita."Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor." Que Dios bendiga ese amor, de hace de 10 años, de hoy, de siempre.
Los quiero montones y que el camino siga, que llegue el momento de poderlos abrazar otra vez, para no dejar de escucharlos, para que Dios me siga hablando a través de ustedes.
No paren de cantar, porque cuando unen su voces, no solamente se escucha muy fuerte en los silencios del Señor, sino que se escucha más bonito y eso lo hace feliz a Él.
Besitos,
Martha Lili