sábado, 4 de julio de 2020

El anillo del perfecto desconocido

Ella abrió los ojos y con un suspiro recordó cada minuto de las últimas 24 horas. En tangas y con el pelo suelto cayendo por su espalda, se levantó y abrió la cortina que le permitía disfrutar la fabulosa vista del piso 25 del Hotel Bally's Las Vegas. Con la lengua aún azul de la bebida de un metro que se tomó cuando empezó la noche anterior, sonrió levemente y recobró la energía. Tomó sus tacones y se puso en silencio su vestido amarillo para salir por la puerta sin despertar al perfecto desconocido que dormía en la cama. Justo cuando salía, él despertó y la llamó: oye flaca!. Ella cerró inmediatamente y con el mezclador que guardaba es su diminuto bolso, se hizo un nudo en su pelo y corrió hasta el ascensor. Entró y mientras se cerraba la puerta, nerviosa sonrió y se cruzó a la distancia con la mirada del perfecto desconocido que intentaba detenerla.

Al llegar al primer piso tomó un taxi que la llevaría devuelta al lugar donde se hospedaba, al Four Queens en el centro de la ciudad. En el cuarto estaban sus dos amigas tratando de recordar cómo habían llegado sin la flaca. Ella abrió la puerta, se lanzó sobre la cama y agradeció por la mejor noche de su vida. Aún sentía el perfume de él, la piel le brillaba y al soltar su brazos casi sin peso, con su dedo pulgar tocó un anillo que llevaba puesto en su mano derecha. En un solo salto, se sentó sobre la cama y trató de recordar si era una broma típica de sus amigas en Las Vegas o en realidad había sucedido. 

En un parpadeo, recordó saliendo del hotel con sus amigas y la limusina que rentaron por menos de 20 dólares gracias a su belleza latina, el latido de su corazón en la entrada The Bank Nightclub por las escaleras eléctricas del Bellagio Hotel, las luces del techo oscuro que parecía una noche estrelladalas meseras en cacheteros, los shots con los desconocidos pero excitantes hombres de la barra que las llevaron a Tao Club en The Venetian, el baile con el DJ que le preguntó si tenía novio, las bailarinas exóticas encerradas en unas celdas del bar, el beat de Pursuit of happiness y la música electrónica, el acceso a la zona VIP que prohibía quitarse los tacones, las velas de la terraza lounge del club, el recorrido por la ciudad en la Wrangler descapotada con Love is Gone de David Getta a todo volumen y la caricia por su pelo de un hombre casi perfecto pero desconocido que terminó con ella en la tina del centro de la habitación del piso 25 del Bally's Hotel.

¿Y el anillo? ¿en qué momento lo había puesto en su mano? Era un anillo de cristal, con un líquido de color blanco y encajaba justo en su dedo delgado anular talla 6 de su mano derecha. Sus amigas recordaban exactamente lo mismo, así que luego de una ducha de 5 minutos salieron de vuelta al hotel para buscar al hombre desconocido. En el lobby les dijeron que ya no se encontraba pero que había dejado una mensaje por si alguien con un vestido de color amarillo iba a buscarlo. Decía: "Un anillo en tu mano derecha, será la promesa de volverte a ver, porque con el corazón, volverás a mi". 

La noche quedó inconclusa, la diversión había quedado sin nombre ni apellido, la única satisfacción y al mismo tiempo triste recuerdo que tenían, era que lo que pasaba en las Vegas se quedaba en Las Vegas. Con un día de descanso en la piscina, calor, y cerveza, tuvieron que volver a la fría ciudad, a su realidad. La flaca, entró nuevamente a su casa, soltó las llaves sobre la mesa, descargó la maleta y se sentó en la blanca silla de su diminuto apartamento. Nuevamente su pulgar detectaba su anillo y decidió quitarlo de su mano. Lo giró sutilmente y como si encontrara un tesoro, descubrió una inscripción en la parte interior del anillo, la manera perfecta para encontrar al perfecto desconocido.




*Escrito para el II Mundial de Escritura / Consigna día 4: De 50 palabras escritas en 3 minutos, elija 15 en 1 minuto y escoja 1 para que sea la palabra del escrito: anillo.






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