martes, 14 de julio de 2020

Me perdimos

Caldo de costilla con papa, jugo de naranja, chocolate y pan francés. Ese fue el desayuno triunfal luego de semejante despertar.

Esa mañana mi energía estaba al 0,5%, suficiente para tomar el teléfono y pedir un desayuno de domicilio con un caldo de papa, jugo de... "¿mi celular? ¿dónde dejé mi celular? mierda no, no". Mi mano se ubica en el entrecejo para aliviar el dolor de cabeza, mi energía aumenta al 15% y me permite recordar que luego de leer el mensaje que me envió mi mejor amiga al celular: "me perdimos", se lo entregué a mi novio. "Uy siiii, que susto. ¿Y mi novio?". 

Me giro en una posición de decúbito lateral para intentarme sentar y veo que en uno de mis brazos tengo algo escrito con un marcador: "atoidi" ¿atoidi? mm no, está escrito al revés: idiota. Es el juego donde se lanzan las cartas y todos mandan la mano cuando se menciona el número que coincide con la carta. Quien pierda, recibe una letra escrita en su brazo de la palabra "idiota". "¿Perdí?, imposible era la campeona de este juego. Pero si, perdí por idiota. Dios mío, bebí mucho trago".

Mi cabeza giraba lentamente para evitar el dolor "pomarroso" y observar las botellas, el desorden, los zapatos y los vasos de colores que nos trajimos del bar. La pomarrosa es una fruta con forma de manzana y olor a rosas. Cuando se agita, se escucha la pepa golpear la corteza. Así se sentía  mi cabeza. Por eso mi dolor y "guayabo pomarrosa". 

Ya con el 20% de energía y pensando en el sabor del caldo, me arrastro por el sofá para tomar el teléfono y un "crack" con mi rodilla acaba con unas gafas. "¿Quién tenía gafas? El único al que le vi con gafas en el bar fue al ex de Vale, Mario. Pero si ni siquiera se vino con nosotros después de la rumba. Entonces, ¿cómo llegaron acá sus gafas?. No importa, necesito el caldo".

Por supuesto, el teléfono inalámbrico no estaba en su lugar, así que presioné el botón de búsqueda y se escuchaba a lo lejos como si estuviera en el baño. Recuperando mi energía al 30% me levanto, camino descalza pensando por qué me habré quitado mis zapatos y mientras voy llegando al baño, siento ese olor fétido a vómito de algún pendejo que me volvió una nada el baño”. Aún así, me lo aguanto porque “¡necesito el caldo!”. 

El timbre de ese teléfono retumba mis tímpanos, pero por fin logro tenerlo en mis manos y apagarlo. "¿Y el número para llamar?, desde que tengo celular, ¡no memorizo ningún número!, ¿a caso por qué debía recordar el número de una panadería?. Hay que caminar otra vez, ir a la cocina, algún imán de nevera me servirá para pedir mi caldo de costilla". 

Al abrir la puerta de la cocina con mi 50% de energía, veo en el piso un charco de agua y un jean en la entrada. "¿se descongelaría la nevera? y !¿quién se iría sin pantalón?!". Lo levanté y cayó una argolla al piso. Por supuesto, el único que estaba casado era Pedro. Y era experto en esconder la argolla y no decir que estaba casado. Y entonces, "¿se iría sin pantalón?". Tratando de decifrar el chisme, y con mi malicia femenina, decidí hacer esperar al caldo y busqué más pistas en los bolsillos. Encontré un tubito transparente y un recibo de un sitio en la 45 con Caracas. La hora imprenta en la factura había sido dos horas antes de encontrarse con nosotros. Es decir, este man tenía su guardado. "Pobre Pedro, pero bueno, sigamos con el caldo".

Entre el cajón de los cubiertos, que más bien parecía el cajón de las tarjetas, se asomó glorioso el imán con forma de panadero y el número para mi caldo. Mientras estoy marcando, escucho un ruido en el cuarto. "Mierda, ¡alguien está durmiendo en mi cuarto!".

Escucho la carcajada de una risa femenina y la voz de un man cantando: "Cuéntale, que te conocí bailando, cuéntale que soy mejor que él. Cuéntale que te traigo loca, cuéntale, cuentalé. Otrá, otro noche otrá". 


Que caldo, que guayabo pomaroso, ni que nada. Atravieso flash mi apartamento, imaginando la escena y abro la puerta de mi cuarto esperando encontrarme al pendejo del Pedro sin pantalones, pero no. Era Mario, el ex de Vale, muy bien vestido muerto de la risa con Caro. Mi mejor amiga. "Perdón, ¿qué hacen aún en mi casa, vestidos y en mi cuarto?".

"Pues tu novio querida Angelita, se la pasó hablando toda la noche con Vale y como tu estabas perdiendo como idiota el juego de cartas, nunca te diste cuenta. Yo decidí llamar a Mario para que viniera a llevarse a Vale, pero a Pedro no le gustó y le pareció gracioso lanzarme un trago por encima. Yo me desquité con un balde de agua en tu cocina y él tuvo que quitarse el pantalón porque quedó empapado. En ese momento llegó Mario y Vale se puso muy brava conmigo. Finalmente tu novio pidió un taxi y se llevó a Pedro, sin pantalones ni zapatos y con la perra de la Vale. Nos quedamos tú, Mario y yo cantando, hasta que nos lanzaron huevos desde el edificio del frente a la ventana y los vecinos de abajo llamaron a los de la portería para que acabáramos con el ruidajo. Nosotros intentamos salir, pero no pudimos. Afuera, en la puerta, hay un charco de huevos y colillas de cigarro, porque los de abajo creyeron que los huevos los habíamos lanzado nosotros. Como sabes, no soporto los olores putrefactos, así que me vomité en tu baño. Amiga, como te dije anoche: me perdimos.

Por cierto, el infiel de tu novio dejó tu celular, yo acabo de pedir caldo para los tres y por eso Mario está cantando".


*Escrito para el II Mundial de Escritura / Consigna día 13: Despertar y descifrar lo que pasó ayer después de una fiesta.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario